Marcelo Bahia Odebrecht, quien fuera presidente del grupo fundado por su abuelo Norberto Odebrecht, fue despedido de la compañía constructora donde aún estaba empleado luego de salir de la cárcel acusado de sobornos en los gobiernos de Lula da Silva y Dilma Rouseff en Brasil, así como en varios países de Latinoamérica, informó el diario español El País.
Con esto, Marcelo perderá su sueldo de poco más de 28 mil dólares, así como beneficios a su disposición, como abogados, choferes, secretarios asesores, guardaespaldas, los cuales le había brindado la compañía incluso durante los dos años que estuvo en la cárcel.
La empresa expuso que la salida se debía a una recomendación hecha en octubre por agentes externos independientes de la Fiscalía de Brasil y del Departamento de Justicia de Estados Unidos quienes actúan en la empresa desde hace dos años y medio.
El ahora ex empleado, de 51 años, ingresó a Odebrecth al salir de la carrera de ingeniería civil en 1992, en un principio de forma anónima. Luego quiso luchar por una posición de liderazgo, pero Emilio su padre quería una sucesión profesional. Fue el abuelo, cuando tenía 82 años, quién puso a Marcelo al frente de la empresa con tan solo 34 años, y el papá asumió el consejo de administración.
Marcelo llevó a la empresa a un crecimiento exponencial, pasando de ingresos por el orden de los 9 mil 900 millones de dólares en el 2009 a casi 33 mil 300 millones, ampliando la presencia del grupo a nivel internacional.
Pero la firma se convirtió en el sinónimo de la corrupción al llevarse a cabo la operación Lava Jato, una investigación de la policía federal brasileña iniciada en 2014 para investigar un sistema de lavado de dinero sospechoso de mover 2 mil 640 millones de dólares.
Se dijo que la ambición del nuevo directivo de aumentar las cuatro áreas de negocio con que contaban a 17, los había llevado a esto. La crisis familiar en Odebrecht se agravó al iniciar la investigación, y es que Marcelo nunca estuvo de acuerdo con las decisiones de su padre, quien buscaba salvaguardar a la empresa de las denuncias de corrupción. Marcelo acusó a Emilio y a su cuñado Mauricio Ferro, quién era en ese entonces director jurídico de la empresa, de haber llevado a Odebrecth a la quiebra por firmar acuerdos que solo beneficiarían a sus propios intereses.
Ahora el recién despedido, de 51 años, se va con 75 millones de dólares, fruto del acuerdo realizado con la empresa para que aceptara la delación premiada, un acuerdo para confesar y acusar a terceros a cambio de ventajas con la fiscalía brasileña. Además recibirá una participación minoritaria de 2.79 por ciento, lo que le permitirá tener todavía presencia en los negocios del grupo a través de la holding de la familia, Kieppe, la cual controla la constructora. Solo Mauricio Odebrecht, el hermano menor de Marcelo, permanece con un cargo en el consejo.
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