¿Qué es lo que pasa por las mentes de los trabajadores hoy día?, ¿cuáles son sus mayores preocupaciones en el mundo laboral actual?, un reciente estudio llamado «La visión de la fuerza laboral en Europa», nos da una idea de lo que pasa al menos por las cabezas de ellos en esa parte del mundo.
En el análisis realizado por la firma ADP, organización que se especializa en el manejo de recursos humanos, consultaron a 10 mil colaboradores de Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Polonia, España, Suiza y Reino Unido.
Los entrevistados revelaron un interés a la baja en el autoempleo y se mostraron más a favor de estar en una nómina, además de externar su deseo de laborar sólo cuatro días a la semana, ya sea alargando la jornada laboral o incluso ganando menos.
Sin embargo, hay opiniones divididas en cómo se verían afectadas las horas generales y los niveles salariales con una semana laboral recortada: menos de tres cuartos (78 por ciento) afirman que preferirían trabajar más horas en cuatro días para ganar el mismo sueldo, mientras que el 22 por ciento preferiría trabajar las horas estándar con un salario reducido en general.
Son los empleados españoles a los que más les atrae esta idea, con casi dos tercios (63 por ciento) quienes prefieren esta estructura, mientras los trabajadores polacos son los menos con solo el 38 por ciento.
Los países que con más probabilidad adoptarían una semana de cuatro días laborables con el mismo salario y más horas son España y Francia (50 por ciento). Y, aunque la semana de cuatro jornadas con un salario reducido es la menos popular entre todos los países, es el Reino Unido el que cuenta con más empleados que aceptarían este trato (16 por ciento). Los trabajadores polacos son los más satisfechos con su situación actual, un 62 por ciento, afirma estar conforme con seguir trabajando las horas normales.
Entre los diferentes grupos de edad, aquellos que se encuentran en la etapa media de su carrera son los que están más a favor de esta idea. De los trabajadores que tienen entre 25 y 44 años, el 59 por ciento declara que preferiría trabajar una semana de cuatro jornadas, quizás debido al hecho de la conciliación laboral y familiar y otras responsabilidades. Y, de nuevo, la inmensa mayoría de los interesados en una semana de cuatro jornadas laborables estaría dispuesta a dedicar más horas para mantener sus niveles salariales (78 por ciento).
No obstante, son los millenials los que más predilección tienen por la opción de dedicar más horas al trabajo a cambio de menos días, y sólo un 15 por ciento de entre 16 y 34 años preferiría trabajar cuatro días a la semana con un sueldo reducido.
Esto contrasta con el verdadero problema que sufren los trabajadores europeos en cuanto al tiempo laboral. El 60 por ciento de los entrevistados dice trabajar horas extraordinarias no remuneradas.
De media, los europeos creen que regalan a su empresa casi cinco horas (4 horas y 47 minutos) a la semana, mientras que uno de cada ocho (12 por ciento) afirma que la suma total asciende a 10 horas extraordinarias a la semana, ya sea entre descansos para comer, quedarse hasta tarde o trabajar los fines de semana.
El problema está más extendido en Alemania (71 por ciento), España (67 por ciento) y el Reino Unido (66 por ciento), y menos en Polonia (43 por ciento).
Al otro extremo de la balanza, casi un cuarto (22 por ciento) de los trabajadores del Reino Unido creen que trabajan al menos 10 horas extras a la semana de forma gratuita, más del doble que en Suiza (8 por ciento), Polonia (9 por ciento), los Países Bajos (10 por ciento), Alemania (11 por ciento) y España (11 por ciento).
Las horas extraordinarias no remuneradas también aumentan de manera significativa entre la demografía más joven, ya que el 17 por ciento de los europeos entre 16 y 24 años trabajan más de 10 horas a la semana.
Sobre la situación de ser autoemplado o bajo nómina, el número de trabajadores que están considerando laborar por cuenta propia ha descendido a un 15 por ciento en el estudio de este año, eso supone cinco puntos porcentuales menos que en 2018 (20 por ciento) y 11 puntos en comparación con 2017 (26 por ciento).
Además, el número de personas que pretenden independizarse ha descendido seis puntos porcentuales, hasta el 34 por ciento, desde el año pasado. También hay cada vez más personas que declaran no estar en absoluto interesadas ni en trabajar por cuenta propia ni en el autoempleo.
En el 2017, sólo el 32 por ciento de los entrevistados no buscaban trabajar de forma independiente, un número que ha aumentado ocho puntos porcentuales en 2018 (40 por ciento) y que ahora alcanza el 47 por ciento en 2019.
Sin embargo, este interés varía de nación a nación. El trabajo independiente es más popular en el Reino Unido (21 por ciento), lo que supone un ligero aumento con respecto al 2017, seguidos por Polonia (20 por ciento) e Italia (18 por ciento). No obstante, la proporción de trabajadores en Italia que consideran esta opción ha caído significativamente, desde un 26 por ciento en 2017 al 18 por ciento en 2018.
Lo interesante, según el estudio, es que este cambio de preferencias sobre el autoempleo ha coincidido con un mayor interés hacia los «trabajos de por vida»; más de un cuarto (27 por ciento) de los entrevistados prevén quedarse en su organización durante el resto de sus carreras profesionales, lo que supone un aumento de dos puntos porcentuales respecto al año anterior. En general, los empleados creen que mantendrán su trabajo actual menos de cuatro años y medio, un pequeño aumento en comparación con el 2018.
Sobre esto opinó en el análisis Lucas van Wees, presidente de la Asociación Europea de Gestión de Personal, quien señaló que la recesión del autoempleo puede estar muy relacionada con la mejora económica y el mayor número de oportunidades para empleos tradicionales.
En cuanto a nuevas formas de trabajo, más de la mitad (56 por ciento), declaró que, si tuvieran la oportunidad de elegir, preferirían trabajar solo cuatro días a la semana.
Otra cuestión es la mala gestión. Esta fue señalada como el mayor problema de productividad en las empresas por los colaboradores, y esa visión va en aumento.
Casi un cuarto (23 por ciento) de los encuestados considera que la mala gestión es la que les supone la mayor pérdida de productividad, frente al 19 por ciento del año pasado. Esto la posiciona a la cabeza de otros problemas, como los sistemas y los procesos ineficientes (18 por ciento) y la falta de personal (18 por ciento).
Los trabajadores españoles son los que más acusan la mala gestión (31 por ciento), un aumento inmenso en comparación con el año pasado de ocho puntos porcentuales (23 por ciento), y la historia se repite en Italia (27 por ciento, frente al 22 por ciento), Polonia (27 por ciento frente al 25 por ciento) y Alemania (24 por ciento frente al 19 por ciento). Además, serían la producción y los servicios públicos los que más probabilidades tienen de experimentar este reto (30 por ciento).
Otro contratiempo emergente es la escasez de personal. El 18 por ciento afirma que su productividad se ha visto afectada por la falta de compañeros en su equipo que pueda apoyarles, eso supone un aumento del 14 por ciento desde el año pasado.
Este problema es más acusado en Alemania (24 por ciento) y España (23 por ciento), y son los sectores sanitarios (24 por ciento) y de venta minorista (21 por ciento) los más castigados.
Le sigue entre los obstáculos para una mayor productividad el uso de tecnología lenta y poco eficiente con un 16 por ciento, y demasiadas reuniones y estrés con un 11 por ciento cada uno.
Sorprende que, en la era de las redes sociales y la economía de la atención, la mayoría de los trabajadores contemplen que los smartphones afecten mínimamente a la productividad (un 4 por ciento). Sin embargo, las distracciones telefónicas aumentan significativamente entre los trabajadores más jóvenes, y uno de cada diez (10 por ciento) de 16 a 24 años, afirma que es uno de los mayores impedimentos para la productividad en el lugar de trabajo.
Fuente: https://bit.ly/2xISLE5
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