El restablecimiento de operaciones laborales en comercios, oficinas y fábricas será manejado por las organizaciones que se tendrán que adaptar a las disposiciones sanitarias, lo que llevará a modificar sus métodos de operación y espacios de trabajo para garantizar la salud de los colaboradores.
Las Secretarías de Salud y Trabajo, además del Instituto Mexicano del Seguro Social, han establecido marcos regulatorios para él un retorno seguro de operaciones en los espacios de trabajo.
Entre esas disposiciones, que varían según el nivel de riesgo epidemiológico, están el favorecer el trabajo en casa; asegurarse de que exista una distancia de cuando menos 1.5 metros entre personas, o bien, brindarles equipo de protección personal, colocar barreras físicas en estaciones de trabajo, comedores, y establecer horarios flexibles y escalonados de trabajo.
Los tres aspectos bases para las las empresas
Las disposiciones están enfocadas en fortalecer la seguridad sanitaria para evitar la propagación del Covid-19 y cuidar la integridad de las personas; sin embargo, en la búsqueda de este propósito existen aspectos que impactarán las actividades de las empresas.
Los principales cambios que se verán en los negocios y que, por lo tanto, las empresas deben atender, se pueden identificar en tres aspectos:
Trabajo: La actividad del día a día se verá impactada en la forma en que se lleva a cabo. Una vez que se determine qué parte del personal regresará a sus oficinas, habrá controles de ingreso y salida de personal en las diversas instalaciones, así como horarios escalonados o mediciones de temperatura corporal. Incluso se tendrán que revisar las políticas de viajes y de interacción con proveedores y otros terceros.
El espacio de trabajo: A fin de mantener la distancia recomendada por las autoridades, las empresas tendrán que analizar si la disposición física de las instalaciones deberá ser modificada, desde los escritorios, hasta las salas de juntas o comedores.
La fuerza de operación: El personal que regrese a sus centros de trabajo debe sentirse completamente seguro con las medidas que lleva a cabo su empresa. Por ello, las organizaciones deben pensar en sus trabajadores y advertir quiénes de ellos o de sus familiares son personas vulnerables. Además, implementar diversos controles (aquí las aplicaciones tecnológicas podrían ser de gran ayuda) para vigilar constantemente su estado de salud.
Dentro de cada uno de estos aspectos existen elementos que, si bien no son estrictamente regulatorios, las empresas deben considerar para que sus operaciones de negocio, al incursionar en la “nueva normalidad”, sean exitosas.
Todas las empresas, o cuando menos gran parte de ellas, retomarán sus actividades en medio de una situación en la que los ingresos han ido a la baja. En otras palabras: será complicado contar con fondos para costear las medidas para el retorno, como la adaptación de sus instalaciones y la adquisición de diversos insumos (cubrebocas, equipo, guantes, tapetes desinfectantes) que contribuyan al bienestar de sus empleados.
Y así como hay gastos particulares que deben considerarse en estos momentos, las organizaciones también tienen que analizar cuáles de éstos serán temporales y cuáles otros serán permanentes, con el objetivo de detectar prioridades y definir o redefinir, a partir de ello, su presupuesto.
En cualquiera de los casos, las empresas deben darse a la tarea de analizar cuáles son sus necesidades, su situación financiera y su capacidad de acción para el nuevo periodo de restablecimiento de actividades en los centros de trabajo. El factor común será asegurar la continuidad de su negocio, sin olvidar la que por ahora es la principal prioridad: proteger a sus trabajadores.
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