Para lograr frenar las emisiones de gases de efecto invernadero y los efectos del calentamiento global, la ONU señala que se deben tomar medidas más drásticas y realizar cambios en el uso de la tierra, la agricultura y la dieta humana.
Según el informe más reciente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la Organización de la Naciones Unidas, menciona que el ganado criado en pastizales de bosques despejados es particularmente intensivo en emisiones, ya que las vacas producen una gran cantidad de gas metano al digerir sus alimentos, el cual es un gas potente de efecto invernadero.
El análisis refiere que las dietas equilibradas que contienen alimentos de origen vegetal y de origen animal producidos de forma sostenible «presentan grandes oportunidades para la adaptación y la mitigación, a la vez que generan importantes beneficios colaterales en términos de salud humana», señala el diario Vanguardia.
«No queremos decir a la gente qué comer», menciona Hans-Otto Pörtner, presidente del grupo de trabajo del IPCC sobre impactos, adaptación y vulnerabilidad. «Pero sería realmente beneficioso, tanto para el clima como para la salud humana, que la gente de muchos países desarrollados consumiera menos carne, y que la política creara incentivos apropiados a tal efecto».
De lograrse un cambio en la dieta humana, para el año 2050 se podrían liberar millones de kilómetros cuadrados de tierra y reducir las emisiones mundiales de CO₂ hasta en ocho mil millones de toneladas al año, en relación con la situación actual, según los científicos.
Los investigadores también subrayan la importancia del informe para las selvas tropicales, donde aumentan las preocupaciones sobre la aceleración de las tasas de deforestación. La selva amazónica es un enorme sumidero de carbono que actúa para enfriar la temperatura global, pero las tasas de deforestación están aumentando, en parte debido a las políticas y acciones del gobierno de Brasil.
El informe advierte que la tierra debe seguir siendo productiva para alimentar a una población mundial en aumento. El calentamiento aumenta el crecimiento de las plantas en algunas regiones, pero en otras –incluyendo el norte de Eurasia, partes de Norteamérica, Asia Central y África tropical– el incremento del estrés hídrico parece reducir la tasa de fotosíntesis.
Por lo tanto, el uso de cultivos para biocombustibles y la creación de nuevos bosques –considerados como medidas con potencial para mitigar el calentamiento global– deben gestionarse cuidadosamente para evitar el riesgo de escasez de alimentos y pérdida de biodiversidad, dice el documento.
Los expertos también destacan que los agricultores y las comunidades de todo el mundo deberán hacer frente a lluvias más intensas, inundaciones y sequías como resultado del cambio climático. La degradación de la tierra y la expansión de los desiertos amenazan con afectar la seguridad alimentaria, aumentar la pobreza e impulsar la migración, según el informe.
Alrededor de una cuarta parte de la superficie terrestre de la Tierra parece sufrir ya la degradación del suelo, y se espera que la crisis climática empeore las cosas, en particular en las zonas costeras bajas, los deltas de los ríos, las tierras secas y las zonas de permafrost. Las prácticas agrícolas industrializadas son responsables de gran parte de la erosión y la contaminación del suelo.
Un informe especial publicado en el 2018 concluyó que las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, que alcanzaron un máximo histórico de más de 37 mil millones de toneladas, deben disminuir drásticamente en un futuro muy cercano para limitar el calentamiento global a 1.5 grados, y que esto requerirá una acción drástica sin más demora.
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