Google, Amazon o Facebook se convirtieron en gigantes tecnológicos que amplían sus actividades más allá del origen de su negocio. Los grandes bancos tradicionales observan con recelo como estas grandes tecnológicas empiezan a hacer incursiones en el terreno financiero; aunque parecen lejos de querer convertirse en una entidad de cuentas bancarias.
Hace unos días, The Wall Street Journal publicó que Google paralizaba su proyecto de desarrollar cuentas corrientes. Una decisión que tomó dos años después de que comenzara el proyecto.
En 2019, el mismo medio explicaba que la tecnológica estaba inmersa en un plan para ofrecer cuentas con Citigroup y una cooperativa de crédito de la universidad de Stanford en California. Eso estaba dentro de un proyecto que buscaba ampliar el negocio financiero de la firma.
De hecho, este plan se sumaba a otros pasos dados por las grandes tecnológicas en este campo; por ejemplo, el lanzamiento de la tarjeta de Apple o la entrada de Facebook en el terreno de los pagos.
Además, en los últimos años la banca tradicional está viendo como una amenaza los pasos que dan estas empresas hacia el terreno financiero.
«El peligro para la banca española está en las big tech (Google, Amazon, etcétera) con su enorme capitalización, con pulmón para comprar un banco sin ninguna dificultad. Veremos si Europa defiende su banca o por el contrario sucumbe también en banca a los gigantes de Estados Unidos como lo ha hecho en el comercio, alquileres, etcétera. Quizás no han entrado por ser un negocio en el que hay que pagar impuestos…», apuntaba el profesor Juan Abellán, profesor del Máster en Finanzas y Banca Digital del IEB.
Los tipos negativos complican el negocio bancario tradicional de pedir dinero y prestarlo más caro. Los altos directivos de la banca española recuerdan siempre que tienen que pagar al Banco Central Europeo (BCE) por los depósitos en la institución. Sin embargo, no cobran nada a sus clientes particulares por tener su dinero depositado en los bancos.
Esta situación da un punto de ventaja de partida para las fintech y pequeñas empresas innovadoras; pero son las grandes tecnológicas las que realmente pueden suponer un fuerte golpe a la línea de flotación de los bancos. Las tecnológicas tienen capital, tamaño y un nombre suficientemente reconocido como para llegar a un gran público.
Sin embargo, los expertos coinciden en que las grandes tecnológicas no quieren ser un banco. La clave es la regulación. El negocio bancario exige un fuerte gasto en materia de regulación y gestión del riesgo. Eso es algo que no interesa a estas empresas acostumbradas a moverse en terrenos más flexibles.
Los expertos de KPMG apuntan en su informe «La banca ante las big tech» que por el momento, estas empresas dan sus primeros pasos financieros. «En principio, no se están orientando a funcionar, porque el sector bancario está mucho más regulado y supervisado que el sector tecnológico: provisiones, normativa y requerimientos de capital distintos en cada país», señalan. Aunque apuntan que sí entran en servicios concretos como el pago y el crédito.
«En la actualidad, el principal objetivo de las grandes compañías tecnológicas es facilitar la compra al cliente digital y obtener información de sus hábitos de pago. Con este fin han solicitado licencias de entidad de pago en numerosas geografías; principalmente en Europa, México, Estados Unidos e India», añaden.
Algunas licencias que les permite ofrecer diferentes servicios son, por ejemplo:
Abrir cuentas de pago con las que se puede ingresar y retirar dinero en efectivo
Ejecutar operaciones de pago con tarjeta
Realizar transferencias
Envío de dinero
Apertura de líneas de crédito vinculadas directamente a una operación de pago con una duración menor a 12 meses
Otro de los pilares del sector financiero son los créditos en los que se apoyan los bancos para mejorar ingresos. Las comisiones de los préstamos e hipotecas son una de sus principales vías de ingresos.
«En el sector bancario español la expectativa es que, tras los pagos, las big tech irrumpirán en el segmento del crédito al consumo, al ser uno de los más rentables», apuntan los expertos de Funcas, el think tank de las antiguas cajas de ahorro, en una nota publicada en mayor sobre la digitalización financiera.
Como muestra de la importancia que puede tener este negocio para las grandes tecnológicas, el mismo documento señalaba que entre 2013 y 2019 las grandes tecnológicas habían concedido cerca de 1.3 billones de dólares en todo el mundo.
«Su presencia en este segmento ya es muy relevante en países europeos como Reino Unido o Francia. En España, el primer paso lo ha dado Amazon, que ya cuenta con alianzas con el grupo Cofidis y con Fintonic para permitir a los usuarios aplazar el pago de sus compras», añade el texto.
Mientras tanto, los bancos siguen haciendo frente a la situación ahorrando costes con reducciones de plantillas y oficinas, a la par que aumentan la digitalización y en el sector continúan las fusiones.
Habrá que ver hacia dónde evolucionan las tecnológicas, qué pasa con los tipos de interés y si la relación de los bancos y las big tech acaba siendo más de competencia o de cooperación.
Fuente: CNBC News
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