El más reciente golpe a la pisoteada industria de la leche fue lanzado ni más ni menos que
por Starbucks, al buscar el gigante de las cafeterías condicionar a los consumidores a usar
alternativas a la leche, en una apuesta para reducir su huella de carbono, informó
Bloomberg.
Mientras Starbucks solo abarca el 0.3 por ciento de la producción de leche en los Estados
Unidos, la decisión de formalmente declarar un énfasis en opciones no lácteas puede alentar a otros servicios de comida a seguir su ejemplo. Eso podría dar un impulso al cambio hacia nueces, soya, avena y otras bebidas alternativas para la salud y por razones ambientales.
El consumo de leche de vaca en Estados Unidos ha caído alrededor de dos por ciento cada
año desde 1970, de acuerdo con el Departamento de Agricultura de ese país. Es una
tendencia que ha puesto a muchos granjeros de leche estadounidenses fuera del negocio y
llevó a dos grandes procesadores, Dean Food y Borden Dairy, a la bancarrota, siendo Dean
de los proveedores clave de Starbucks.
El grupo de marketing Dairy Managment Inc. dijo que mientras las acciones de Starbucks
se comprometen a la sustentabilidad, la huella de la industria en el medio ambiente es
pequeña y se está reduciendo debido a prácticas innovadoras de las granjas y nuevas
tecnologías. «Ambos, plantas y animales juegan un rol crítico en la salud de la gente y el
planeta», dijo el grupo.
De acuerdo a Starbucks, el solo agregar crema batida a millones de bebidas emite 50 veces
más gases de efecto invernadero que el jet privado de la compañía, expuso el portal
Estrategia y Negocios.
Los productos lácteos son la mayor fuente de emisiones de dióxido de carbono en todas las
operaciones del gigante del café y su cadena de suministro.
Para el 2030 la cadena de cafés tiene como objetivo reducir el 50 por ciento de sus
emisiones de carbono, la extracción de agua y los desechos enviados a los vertederos.
En 2018 la compañía fue responsable de emitir 16 millones de toneladas métricas de gases
de efecto invernadero, utilizar mil millones de metros cúbicos de agua y arrojar 868
kilotoneladas métricas, más del doble del peso del Empire State Building, de tazas de café y
otros desperdicios.
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