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Ameis Lectores A.C.

Compra reconocida marca de lujo un diamante en bruto de casi dos mil quilates



En abril del año pasado en la mina Karowe en Botswana, la compañía minera Lucara

recuperó un diamante en bruto de mil 758 quilates, el segundo más grande encontrado en

un siglo.


Louis Vuitton, la casa francesa de lujo conocida por sus bolsas de piel y su joyería, se

convirtió sorpresivamente en su comprador, informó el Financial Times.


La compra de la compañía, propiedad de Bernard Arnault, envía una señal de las

ambiciones de crecimiento en la joyería de gama alta, una categoría fragmentada a fondo,

donde, aún hoy, las marcas reconocidas representan solo el 20 al 23 por ciento del mercado.

La firma no dio a conocer cuánto pagó por el diamante encontrado llamado Sewelô. Otros

grandes diamantes de alta calidad como el Lesedi de Rona de mil 109 quilates y el

Constellation de 812 quilates, se vendieron por 53 millones de dólares y 63.1 millones de

dólares respectivamente, entre 2016 y 2017.


El diamante más grande del mundo, el Cullinan, pesó 3 mil 106 quilates cuando fue

encontrado cerca de Pretoria en Sudáfrica en 1905. Tres veces más grande que cualquier

diamante de calidad que haya sido previamente descubierto, inicialmente se creyó era falso

y fue arrojado por la ventada del director de la mina.


Vender diamantes muy grandes puede ser difícil. El Cullinan fue mostrado a prospectos de

clientes durante dos años, pero falló en encontrar comprador, en parte porque nadie estaba

seguro cómo una piedra tan grande podría ser cortada.



Fue después presentado como un regalo en el cumpleaños 66 del Rey Eduardo VII, y

cuando fue enviado a Amsterdan para ser cortado, inicialmente rompió la cuchilla.


Finalmente el Cullinan cedió en nueve piedras principales, la más famosa de ellas, la Gran

Estrella de África de 530 kilates, extraordinariamente de un azul-blanco puro, está en la

cabeza del Cetro Soberano. Muchas de las otras piedras fueron colocadas en la Corona de

Estado Imperial.


Es improbable que Louis Vuitton saque una ganancia significativa del Sewelô o de otros

diamantes de gama alta que puedan venir en camino, dado el tiempo necesario para

extraerlos, cortarlos y colocar tales gemas raras para cada cliente rico. Donde la compañía

podría cosechar la mayor recompensa es en la publicidad.


La compra está lista para tener un efecto positivo en el resto de los negocios de la marca y

reforzar su imagen de una joyería seria, sin mencionar el valor de titulares generados en la

prensa.


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